Palomares

datos clave del accidente

Palomares
Fecha: 17 de enero de 1966
Ubicación: Palomares, Almería (España)
Aviones involucrados: Boeing B-52 Stratofortress y KC-135 Stratotanker
Víctimas fatales: 7 tripulantes fallecidos
Sobrevivientes: 4 tripulantes del B-52 lograron eyectarse
Bombas nucleares involucradas: 4 bombas termonucleares MK-28
Consecuencias: Contaminación radiactiva por plutonio y operación de recuperación
Causa principal: Colisión durante maniobra de reabastecimiento en vuelo
B-52 Stratofortress

B-52G Stratofortress similar al accidentado en Palomares.

KC-135 Stratotanker

KC-135 Stratotanker utilizado para reabastecimiento en vuelo.

línea temporal

Condiciones climatológicas: Cielo despejado y buena visibilidad diurna. No hubo factores meteorológicos adversos que afectaran la operación de reabastecimiento en vuelo.

Factores clave: fallo en la seguridad nuclear, contaminación radiactiva, secretismo, factores humanos.

09:00
El B-52 y el KC-135 se encuentran en el aire para la maniobra de reabastecimiento.
09:25
El KC-135 inicia el proceso de reabastecimiento, acercándose al B-52.
09:30
Los aviones colisionan en el aire, el KC-135 explota de inmediato.
10:30
Las cuatro bombas nucleares caen sobre Palomares, dos liberan plutonio.
Zona de impacto de las bombas nucleares en Palomares
11:00
Fuerzas militares de EE.UU. llegan a la zona, asegurando el área.
Día 2
Se inicia la búsqueda terrestre de las bombas en Palomares.
Día 4
Las tres primeras bombas son localizadas en tierra.
Día 8
EE.UU. confirma que una bomba sigue desaparecida en el mar.
Día 15
Comienza la búsqueda submarina de la cuarta bomba con la operación "Broken Arrow".
Semanas después
Se inician los primeros estudios sobre la contaminación radiactiva.
80 días después
Se recupera la bomba perdida en el mar.

Esta información se basa en datos proporcionados por las autoridades sobre los eventos ocurridos en Palomares.

Investigación oficial

El accidente de Palomares ocurrió el 17 de enero de 1966 cuando un Boeing B-52G Stratofortress de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, cargado con cuatro bombas termonucleares B28, intentó reabastecerse en vuelo desde un KC-135 Stratotanker sobre la costa de Palomares, Almería.

Durante la maniobra de acoplamiento, los aviones colisionaron a una altitud aproximada de 9.450 metros, lo que provocó la explosión instantánea del KC-135 y la desintegración parcial del B-52. Como resultado, las cuatro bombas cayeron sin detonación nuclear, pero dos de ellas liberaron plutonio radiactivo, contaminando una amplia zona.

Colisión en el aire

La colisión ocurrió cuando el B-52 intentó acoplarse al KC-135, pero la maniobra se descontroló, causando el choque entre ambas aeronaves. A partir de la investigación y simulaciones aerodinámicas, se han identificado tres posibles causas principales de la colisión.

  • Durante la maniobra de reabastecimiento en vuelo, el B-52 Stratofortress debía igualar la velocidad del KC-135 Stratotanker con precisión. Sin embargo, se sospecha que una entrada demasiado rápida en la fase final de engancheprovocó que el bombardero sobrepasara la pértiga de reabastecimiento. El B-52 es una aeronave poco ágil y cualquier cambio en la velocidad frente al cisterna debía corregirse con antelación.

  • El reabastecimiento en vuelo requiere una proximidad extrema entre ambas aeronaves. Esto significa que el flujo de aire turbulento generado por el KC-135 puede afectar significativamente la estabilidad del B-52. Si esto ocurrió durante la fase crítica de enganche de la pértiga, el Stratofortress pudo haber oscilado de manera incontrolada hacia arriba o hacia los lados, impactando con la pértiga.

  • El B-52 Stratofortress es una aeronave de gran envergadura y baja capacidad de maniobra. A diferencia de cazas o aviones de transporte más modernos, sus movimientos de control son lentos y requieren planificación anticipada. Por tanto, la aeronave pudo haberse elevado bruscamente, impactando directamente con la pértiga de reabastecimiento.

Pértiga de reabastecimiento del Stratotanker

Errores humanos

El accidente de Palomares no solo fue consecuencia de factores técnicos y aerodinámicos, sino que también involucró errores humanos en la ejecución de la maniobra de reabastecimiento en vuelo (AAR). Esta maniobra requiere una coordinación precisa entre las tripulaciones de ambas aeronaves, y cualquier pequeño fallo en la toma de decisiones o en la ejecución puede resultar en un accidente catastrófico.

  • Una descoordinación en los tiempos de respuesta entre el operador de pértiga y el piloto del B-52 pudo haber provocado que la maniobra no se ejecutara de manera suave y controlada, aumentando el riesgo de colisión.

  • El B-52 es una aeronave con respuestas de control más lentas que los aviones de combate modernos. Cualquier retraso en la corrección de trayectoria puede derivar en un movimiento demasiado brusco, lo que en una maniobra de reabastecimiento puede significar un desastre.

  • Los pilotos de aeronaves de gran tamaño deben depender más de sus instrumentos de vuelo para determinar distancias exactas. Un mal juicio de la velocidad y la proximidad con el cisterna puede convertir un pequeño error en un accidente fatal.

  • Fatiga y la carga mental en misiones largas: Pueden afectar la capacidad de los pilotos para realizar maniobras precisas. En este caso, si la tripulación del B-52 estaba operando con un alto nivel de estrés, esto pudo haber contribuido a un error de ejecución.

  • El accidente de Palomares ocurrió en una época en la que los procedimientos de seguridad en reabastecimiento en vuelo aún estaban en evolución, y es por eso que la seguridad del reabastecimiento en vuelo dependía exclusivamente de la habilidad humana.

Implicaciones en la seguridad nuclear

El accidente de Palomares demostró que, aunque las bombas MK-28 tenían sistemas de seguridad, no eran a prueba de todo. Dos de ellas se rompieron al impactar el suelo, liberando plutonio radiactivo. No explotaron, pero sí dejaron claro que las armas nucleares de la época no estaban preparadas para accidentes de este tipo.

Tras el incidente, se reforzaron los diseños con materiales más resistentes y se añadieron capas de protección para evitar fugas radiactivas en caso de impacto.

Comparación de Bombas Nucleares
Bomba B28 en Palomares

Bomba B28 recuperada en Palomares (1966)

Bomba nuclear B90

Bomba nuclear B90 de diseño moderno

Contaminación radiactiva

El plutonio-239 es letal y tiene una vida media de 24.000 años. La dispersión de este material en Palomares convirtió la zona en un punto radiactivo durante décadas.

El problema no solo fue la fuga, sino que no había un protocolo inmediato de descontaminación. Se tuvo que improvisar la retirada de 1.400 toneladas de suelo contaminado y enviar muestras a EE.UU. para su análisis.

Zonas principales contaminadas (Fuente: CIEMAT)

El CIEMAT realizó la división en tres zonas principales (Zona 2, Zona 5 y Zona 3), cada una con diferentes niveles de contaminación. Se utilizó una escala de colores para representar la densidad de radiación medida en desintegraciones por minuto (D.P.M.) por cada 100 cm².

Zonas de Contaminación en Palomares
Zona Características Medidas Tomadas
Zona Roja
(> 700,000 DPM/100 cm²)
Área con mayor contaminación.
Punto de impacto de la bomba.
Altos niveles de plutonio en el suelo.
Extracción de suelo contaminado.
Restricción total de acceso.
Monitoreo radiológico intensivo.
Zona Naranja
(700,000 - 70,000 DPM/100 cm²)
Contaminación alta pero dispersa.
Presencia de plutonio en polvo.
Riesgo de exposición por inhalación.
Riego constante para evitar propagación.
Acceso restringido y supervisado.
Evaluación de residuos radiactivos.
Zona Azul
(70,000 - 7,000 DPM/100 cm²)
Contaminación moderada en suelo agrícola.
Presencia de radiación detectable.
Posible impacto en cultivos y agua.
Monitoreo de alimentos y agua.
Vigilancia de radiación en la población.
Análisis de bioacumulación en fauna.
Zona Amarilla
(< 7,000 DPM/100 cm²)
Contaminación baja pero presente.
Menor riesgo de exposición.
Radiación a niveles por encima del fondo natural.
Actividades agrícolas controladas.
Estudios a largo plazo sobre salud.
Supervisión de la descontaminación natural.

Cancelación de Chrome Dome

Hasta el accidente, EE.UU. mantenía bombarderos con armas nucleares volando las 24 horas. Palomares dejó en evidencia que un fallo en vuelo podía poner en riesgo a una población civil entera.

El incidente fue la gota que colmó el vaso para estas patrullas nucleares. A raíz de Palomares, se ordenó el fin de estos vuelos en tiempos de paz y se estableció que las armas nucleares debían estar en tierra, listas para ser transportadas solo si era necesario.

El 21 de enero de 1968, dos años después del accidente de Palomares, la Operación Chrome Dome sufriría otro golpe fatal. Un bombardero B-52G Stratofortress de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que patrullaba con armamento nuclear como parte de esta misión, se estrelló cerca de la Base Aérea de Thule, en Groenlandia. El impacto y la consiguiente dispersión de material radiactivo marcaron el fin definitivo de los vuelos permanentes con bombas nucleares.

Chrome Dome

A diferencia de Palomares, donde las bombas impactaron en tierra, en Thule los artefactos quedaron destruidos por el fuego y la explosión. Esto provocó la contaminación tanto en el hielo como en el agua, dificultando aún más la recuperación del material radiactivo.

Los accidentes de Palomares y Thule fueron el punto de inflexión que obligó a replantear la estrategia de disuasión nuclear aérea. A partir de estos eventos, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. modificaron drásticamente su doctrina nuclear, evitando transportar armamento de esta magnitud en vuelos rutinarios.

Hoy en día, tanto Thule como Palomares sigues siendo un símbolo del riesgo nuclear de la Guerra Fría, y las zonas todavía presentan rastros de contaminación radiactiva debido a los accidentes.

Más de 50 años después, una deuda que sigue sin pagarse

Más de 50 años después, el accidente de Palomares sigue dejando una huella imborrable en la historia de la seguridad nuclear, pero, sobre todo, en la vida de sus habitantes. Aunque el incidente llevó a cambios globales en la gestión de armas nucleares, la realidad en Palomares es otra: los protocolos de seguridad y descontaminación aún no se han cumplido completamente.

A pesar de que toneladas de tierra contaminada fueron retiradas, el plutonio sigue presente en la zona. Estudios recientes han confirmado que partículas radiactivas aún permanecen en el suelo, y la población sigue sin recibir una solución definitiva. Las promesas de limpieza total y la recuperación de los terrenos afectados se han pospuesto durante décadas, sin un compromiso firme por parte de Estados Unidos y España.

Los habitantes de Palomares han tenido que convivir con la incertidumbre. Aunque algunos estudios aseguran que los niveles de radiación no representan un peligro inmediato, el simple hecho de que existan residuos nucleares en tierras de cultivo y zonas habitadas genera una preocupación constante.

Mientras el plutonio siga en el suelo, Palomares seguirá siendo un recordatorio de que la seguridad nuclear no es solo un tema del pasado, sino un problema del presente.

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